09 junio, 2013

La breve historia del des(e)arme.

Me atracaste
como atracan los barcos en puerto hogar,
"la bolsa o la vida";
ya sabes qué te llevaste.
De haber llevado
el corazón en la bolsa
hubiera dudado.

Dije soñarte
por soñar con mi libertad
pero, amor, no sabes que te llamo sueño
por ser arte.
Y nos soñamos,
por no tenernos cada noche
nos soñamos.

Me dejaste en la tormenta,
me empapé el corazón
y buscaste mi mano,
a secas, a tientas.
Sabías que me gusta perder los estribos
el tabaco de liar, el café solo
y las noches, contigo.

Me llevaste
por un camino de flores que deshojaba
al latido de "me quieres,
me amaste".
-Habíamos dejado
los puntos cardinales
y suspensivos de lado-.

Y nos derramamos
por el suelo
como el agua de un vaso,
y nos amamos.
Hicimos mares
mojando
cada uno de los lunares.

¿Recuerdas aquella noche?
Tú mirando a la luna llena,
fumando tumbados
al lado del coche,
tú, enfadado por no ver las estrellas
y porque no me mirabas a mí
yo celosa de ellas.

Te dije "¿y si nos perdemos?",
sacaste del bolsillo tu brújula
y mi vida:
"las damas primero".
Y nos perdimos,
primero yo y luego tú
nos corrimos.

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