(Tú,) Resaca

Esta mañana me he despertado con ganas
de llevarte el mundo a la cama
y una taza de café donde mojarlo.
He despertado con ganas
de ver cómo te desenvuelves entre las sábanas,
y entre mis piernas.
Ya conozco esa maravilla
pero, ya me conoces, soy adicta a tus abrazos.
Iba a descorrer la cortina.
Mejor esperar.
Quería memorizar de nuevo las olas
de tu espalda.
Los suspiros se escapan por la ventana,
empañando hasta a la primavera.
Hacía demasiado que no jugaba a la ruleta rusa
con tus besos.
El problema es que tus besos saben
a precipicio
en el que, con un resbalón, puedes caer.
No tengo miedo a la altura de tus labios,
lo que me da miedo
es esa puta bala
que siempre se me clava
en beso de despedida.

Esta mañana he despertado con ganas
de llevarte el cielo a la cama
y una taza vacía donde escurrirlo.
Pero en tu lado del colchón estaba escrita
la soledad
y cristales rotos por el amanecer de la distancia.
Olvido a veces que los cristales cortan,
y más los de tu ausencia;
nada me ha hecho sangrar tanto.
Océanos de ganas resumidos en gotas
esperaban en mis ojos a que tú los recogieras
con esas manos que redefinen
Poesía
cada vez que marcan camino en mi piel.
Y yo queriendo perderme en esas gotas
contigo
y tú tratando de encontrarme en ellas.
Voy a tirar por la ventana mis dudas
y voy a dejarte en la tuya
mi olor
para que te de los buenos días
y te recuerde que
anoche
fuimos dos
fundiendo un poema.