Últimamente uso mucho la palabra "perfección". ¿Qué es la perfección?
Una definición de perfección es "la ausencia de error o defecto". Hace tiempo, pensaba que no podía existir nada tan increíble, tan emocionante, sin ningún fallo, en todo el universo. Hasta el hombre, la mayor creación de la naturaleza, tiene defectos. Ninguna circunferencia es completamente perfecta. Ninguna ecuación es completamente cierta. Existen los "errores relativos".
Ahora lo entiendo todo.
No se trata de la total ausencia de defectos, si no la dominación de las virtudes, de las cosas buenas. Que haya tantos que no puedas ni ver las pequeñas asperezas, o que sea tanta la superficie lisa que ni se note. Aún así, cuesta encontrar algo o alguien que se aproxime a ser "perfecto".
Yo he encontrado lo mejor que podía encontrar. Ese alguien perfecto que todos buscan. Algunos creen que las cosas suceden con un por qué. Otros creen en los sucesos casuales. Otros creen que todo está guiado por la suerte. Otros, en las sucesiones lógicas de acontecimientos. Otros, en los universos paralelos. Otros, en medias naranjas, cosa que yo nunca creí que pudiese ser cierta: entre tanto montón de mitades con gajos dudo que alguien pudiera encontrar la que encaja perfectamente con él. Me planteé, en cambio, que mi mitad podría ser una fresa, quizás un limón, o una sandía, o incluso un pomelo.
Yo no sé si el día que le encontré, o que él me encontró a mí, hubo una alineación de estrellas y planetas, que originó un fenómeno único en la tierra; o si nos encontramos porque estaba escrito así, porque estábamos predestinados; o, simplemente, fue suerte, como que te toque la lotería. No sé por qué ni como fue. Sólo me alegro de que ocurriese. Y ahora que le he encontrado, no me gustaría vivir en ninguno de los universos paralelos en los que mi "yo" no lo hace. No imagináis lo increíble que es que comer un chocolate con churros resulte un juego de niños, que te hace sonreír durante horas, incluso días, al recordarlo. Te hace sentir especial. Te hace vivir. Especial, es como me hace sentir él a cada momento, con las cosas más simples, con cada frase, cada mirada, cada sonrisa, cada caricia... Él es perfecto. Estoy segura de que él es mi macedonia de frutas.
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