13 octubre, 2011

Placeres.

Me gusta tirarme en la cama y que las sábanas huelan a suavizante. Me gusta predecir el final de un libro y darme cuenta al leerlo de que me equivoqué. Me encanta ponerme a bailar sola cuando oigo un vals. Me gusta subirme a una silla y gritar cuando estoy feliz. Me gusta el sonido de los pájaros cuando llega la primavera. Me gusta levantarme un sábado temprano y volver a acostarme pensando que tengo más horas para descansar. Me gusta tumbarme y oír el viento mecer las hojas de los árboles, e imaginar que estoy en el mar. Aunque me gusta aún más hacerlo con alguien a mi lado. Me encanta oler tu colonia cuando pasas a mi lado. Pero me gusta más cuando finges que no te das cuenta. Me gusta cantar mientras una columna de agua cae sobre mi pelo. Me gusta que me hagas rabiar, y me gusta la cara que pones para que te perdone. Me gusta quedarme embobada mirando pequeñas cosas. Me gusta imaginar que en esas pequeñas cosas se esconden otras inmensas. Me gusta palpar con los ojos cerrados y adivinar qué es. Pero me gusta más que vengas por detrás y me tapes los ojos, sin que sepa que eres tú. Me gusta sentirme esclava de tus latidos cuando estoy tan cerca de ti que puedo oírlos. Y me gusta sentirme libre a la vez. Me encanta esa sonrisa dándome los buenos días sin que salga ninguna palabra de ella. Me gusta mirar al cielo cuando llueve y ver cómo caen las gotas sobre mí. Me gusta imaginar las mil cosas que podríamos hacer juntos.
Podría tirarme horas diciendo todas mis manías. Pero lo que más me gusta, sobre todas las cosas, es el sabor de tus besos de despedida.

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