29 agosto, 2013

En el patio del colegio estábamos mejor.

Nos han robado. Sí.
Nos han robado educación.
Pero la gente sigue dando la hora de su reloj
y cediendo asientos en el metro.

Nos han quebrado los cimientos
plantando desolación
y hemos vuelto al "en el patio del colegio
estábamos mejor".
Bendita inocencia que a nada teme,
que piensa que el futuro no es diluvio
ni el preludio del butrón
al que caeremos. Cenutrios
columpiando el porvenir
en un asiento medio roto de libros
arrancados de raíz
por peces gordos
que ya no caben en sus peceras de marfil.

Vidas sin hacer, que no se harán
-como quema la piel escuchar la realidad-
porque falta el dinero para asegurar una plaza
en la universidad.
                           ¿Y qué nos queda?
Un montón de sueños rotos
rotos, rotos, rotos,
rotos
por la piel de sus escrotos.
Un "nada tienes, nada vales" escondido
entre matorrales de excusas
que camina a nuestro lado sin pesares
salpicándonos la mierda de los otros.
Retales de la sociedad, no perdáis el tiempo 
y empezad a barrer bares en los que vomitaré
vuestro dinero.

Gritamos "NO HAY DERECHO"
y se lo toman tan a pecho que cogen la Constitución
y van leyendo y señalando, éste sí, éste no.
¿Derecho a la educación? Subimos tasas
y recortamos becas, que borregos
estáis mejor.

Y van cayendo, uno tras otro,
 los alumnos que  no pagan sus estudios
por falta de dinero y sobra de prejuicios.

Y gritamos, color verde las banderas
sujetas con cadenas al mástil
de la corrupción.

Nos han robado, amigos.
Nos roban la educación.






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