Dicen que nadie sabe apreciar lo que tiene, hasta que lo ha perdido.
Eso nos demuestra que solo te das cuenta de que eres feliz cuando esa felicidad ya se ha esfumado. Cuando me di cuenta de esto, supe que tenía que cambiar mi estilo de vida. Quería conservar la sonrisa siempre, aunque la vida me diese disgustos.
Y ahora lo he conseguido.
No hay ninguna fórmula mágica para conseguirlo, ningún secreto. Basta con desearlo. Si puedes imaginar que eres feliz, lo serás, aunque la vida se empeñe en no darte más que hostias. Os invito, pues, a que apreciéis cada momento, que por mísero que sea, seguro que tiene algo bueno; a que disfrutéis cada minuto lo que tenéis, aunque no tengáis todo lo que deseáis, seguro que tenéis lo suficiente como para no necesitar mucho más; y, sobre todo, a que le plantéis una sonrisa a la vida cuando ella os patee.
No se trata de luchar contra la vida: se trata, simplemente, de vivirla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario